viernes, agosto 26, 2005

El gran interrogante

No te sentís solo
en la noche
cuando todas las luces se apagan
cuando la luna, fria,
distante,
te observa desde su trono.
Cuando el silencio
invade la intimidad de tu cuarto
y todo parece lleno
de niebla.
Cuando la música termina
y el instante llega a su fin.

No te sentís solo
al recordar,
cuando las lágrimas
exigen libertad.
Cuando todas las armas
de las que nos enorgullecemos
de día,
se rinden
frente a las sombras que emergen
desde los rincones.

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